Monday, August 27, 2007

Alteridad en el espacio


Caminaba por la calle que te lleva al teatro principal. A lo lejos vi una exposición de fotografía sobre la banqueta. Había un cuadro que llamó mi atención, lo observé fijamente. Parecía que la imagen estaba viva, volteé a mi alrededor y sólo había oscuridad, regresé la mirada y cual fue mi sorpresa que me encontraba adentro del teatro.

Salí, di unos pasos y ya no podía andar más, había algo que lo impedía, era como un campo de fuerza. En eso, pasaron unas personas con el rostro viendo hacia el piso, coches escupiendo humo, nadie me veía ni escuchaba, era como si estuvieran en una vitrina.

Pasó el tiempo: horas, días quizá semanas y yo seguía viendo lo mismo sin poder avanzar, era como si estuviera dentro del cuadro.

El reflejo de la muerte


En uno de los tantos edificios viejos del Centro Histórico deambula una alma en pena. Camina por los pasillos cuando la luz de la luna ilumina sus paredes y el silencio aprisiona el pasado.
Es invisible para los mortales, sin embargo, algunos cuando se esconde el sol, logran sentir su presencia y escucharla llorar. En el día, permanece en un estado de trance, en una dimensión que sólo ella conoce.
En las noches siempre sale de una pared que esconde unos túneles secretos. Cuando cruza ese puente entre los muertos y vivos, se estremece la tierra, y un hélido viento corre por los pasillos.
Dicen que es muy difícil verla pero cuando se muestra, inluso en reflejos, es imposible borrar su recuerdo, ya que aparece en todos los espejos y vidrios. No descansa hasta que te vuelve loco, hasta que pierdas la razón y la acompañes por siempre. Desde donde escribo estás letras.

Wednesday, August 22, 2007

LLuvia ácida

Era temporada en que las aves emigraban de norte a sur. En una parvada venían cientas, algunas se quedaron en el camino, las más fuertes seguían en el aire, pese a las inclemencias del clima.

Habían pasado varios dias que no comían ni bebían agua. Ya cansadas de volar, y cada vez menos aves, pasaron cerca de la Ciudad de México, ahí se enegreció el cielo durante el día, la nubes se pintaron de gris.

Bajó la temperatura y su instinto les indicó que pronto caería un chubasco, ya estaban demasiado exhaustas. El agua próxima a caer les vendría bien, ya que días antes habían volado en un calor intenso.

Cayó la primera gota y de inmediato una tormenta. Al principio las aves sintieron alivio, de pronto les comenzó a quemar el agua, las plumas se desprendían de sus cuerpos y estos se deshacían y humeaban en el cielo. No sabían que por los altos niveles de contaminación la lluvia ácida terminaría con su viaje.

Friday, August 17, 2007

Ir y venir


Deseaba hundirme en mi propio pozo. Estábamos en un museo que, como muchos otros edificios del centro histórico está inclinado y en cualquier momento se puede venir abajo; esa noche se inauguraba una exposición de pintura.

Él me acompañó y al terminar de observar los cuadros, salimos por un poco de vino al vestíbulo, suficiente para sentir calor en el rostro y querer más alcohol en las venas. Dispuestos a dejarnos llevar por el deseo de seguir despiertos y perdernos en alguna cantina maloliente donde los tragos son baratos y el ambiente bohemio, emprendimos una caminata por el perímetro de la Alameda Central, de entre de las sombras de los árboles se distinguían personas que se fundían en la oscuridad.
Íbamos agarrados de la mano y cuando sentía pasos detrás de nosotros le apretaba los dedos, mientras que en mi mente estaba confabulando el momento en que iba a pronunciar las palabras Te amo por primera vez, cuando en eso, enfrente ya de Bellas Artes con su majestuosidad blanca de testigo silencioso, se detiene y sin verme a los ojos me dice que no puede seguir más con "esta relación", que necesita espacio y tiempo para "si mismo". Al escuchar esas palabras que parecían taladrar mi pecho, una lágrima humedeció mi mejilla izquierda.
Estábamos parados en un punto estratégico donde se observaba el paisaje urbano iluminado del centro capitalino compuesto por edificios de distintos estilos arquitectónicos: al fondo se alcanzaba a vislumbrar una parte de la catedral, en frente de nosotros estaban el de sears, telmex y a un costado, el nuevo inmueble que resguarda la Secretaría de Relaciones Exteriores. Lo que estaba viendo me conmovió, quería correr sin un destino fijo y olvidar esa frase que acababa de retumbar en mis oídos.
En ese momento, la tierra comenzó a moverse con una furia que no pudimos mantenernos en pie, era un sismo de gran intensidad que ocasionó se abriera una zanja exactamente donde estábamos tirados, él se cayó al vacío, mientras yo, sobre el concreto, observaba como todo se derrumbaba.